15.3.08

Yo soy un monstruo autogestivo

Tantas palabras han sido dichas, otras muchas se han escrito, prosa, poesía, palíndromos, tangos, películas, odas milenarias, ritos, incluso hubo quien osó caminar sobre la espejada superficie.

Río, mar, laguna, vertiente, tajamar, napa o arroyuelo ¿son lo mismo? ¿Somos lo mismo? ¿Cómo es posible que en su profundo interior vivan infinitos seres y sin embargo otros tantos carezcan definitivamente de esa virtud? ¿Y los que decididos sumergen su cuerpo sin la suerte del cristo y mueren para siempre? ¿Cómo era en la panza de la madre? Estuvimos ahí, haciéndonos el principio de lo que somos.

Cuántas figuras pueden ser construidas para referirla, tantas maneras de expresarla como seres en el mundo; se la puede beber, vaporizar, potabilizar, colorear, envasar, regar, transportar, envenenar, congelar, y varios etcéteras.

Marrón como el Río de la Plata a la altura de Punta Lara, esmeralda transparente en las paradisíacas playas caribeñas, violentos rulos gigantescos en rompientes australianas, frescas gotas incesantes de una lluvia otoñal en Bangladesh, caliente desde las profundidades en las alturas de Fiambalá, filosos vértices que se desprenden de glaciares antárticos, lágrimas salobres llegan hasta la comisura de unos labios.

Vientre límite posibilidad eterna de un existir insostenible.

Agua, palmas, voces, comunión-comunicación, in crescendo inevitable y silencioso.

14 de abril de 2005

Gracias a Diego Starosta por el título.



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