27.3.10

Poesía celular 2010

sabés cómo es
si no transpiro no me inspiro
sin festejo yo me alejo
sin escaramuza desaparece la musa

Serestar

Recién llego al hogar, ando montado en pelo en azulejo, acompañado por los chiquilines pancho y nuestro; atardece un hermosor frescálido y venturoso para espíritus libres y el amor todo lo tiñe de vitalidad, la enfermedad de las certezas va dejando paso, poco a poco, a la salud del vacío.

20.3.10

Mi definición de diseño gráfico

El diseño gráfico es un discurso hegemónico, emergente de la civilización occidental en el momento histórico de la revolución industrial, con componentes visuales, tecnológicos, políticos, socioculturales y económicos, instituido sutilmente por micropoderes académicos, políticos y económicos, cuyos dogmas, fundamentalmente tecnocráticos y resultadistas se replican con eficiencia y escasa mirada crítica en una multitud de discursos menores, aquejados por un vaciamiento de sentido implacable.

Atañe su disolución y posterior re-encauzamiento del sentido, para sí y por sí, a las minorías de cuerpos-mentes desprejuiciados, libertarios, creativos, apasionados en la construcción de una mirada integral de las complejas relaciones humanas, mediatizadas o no, mediante la recuperación de la creatividad como el propio modo de reconocerse interactores en su comunidad de pertenencia, en cualquier escala.

17.3.10

Una visita fallida, un mejor resultado

Arrancamos la cabalgata el sábado 14 de febrero, temprano, con destino al Palacio San José; la idea era llegar a la tarde al predio, hacer noche con la muchachada campera y al otro día, domingo, disfrutar de la jineteada largamente promocionada.

Bue, resulta que a mitad de camino un amigo, «El Indio», nos invita a pasar por su casa de campo en Caseros y quedarnos a comer un cordero a la noche. También había pileta. Nos quedamos.

A la tardecita, mientras se iba asando el cordero, empezaron a llegar las primeras malas noticias al celular de Eloy: los organizadores de la jineteada en el Palacio no permitían la entrada al predio con caballos ni carruajes, había que dejarlos afuera. Con lo que mucha gente que no sabía de esta medida y se llegó hasta el palacio a caballo desde diferentes distancias, por ejemplo el Boina y un grupo de amigos fueron desde Concepción, se tuvieron que volver, literalmente.

Por suerte nosotros tuvimos un lugar donde instalarnos y pasar la noche; al otro día por supuesto no fuimos a la jineteada y emprendimos la retirada para volver a Concepción del Uruguay.













15.3.10

Hablar de nosotros

En estos días ando pensando lo siguiente: para no tirar la pelota afuera y decir que nos la han quitado, digo la hemos perdido. Hemos perdido la capacidad de hablar con nosotros mismos y con los otros de eso que nos pasa a cada uno en lo chiquito de la vida cotidiana. Parece que nos hemos autoconvocado a hablar sólo de los temas importantes, de la agenda pública, de las grandes causas.

En fin, el discurso no solamente se replica con sutil eficiencia en los titulares de los grandes medios —a esta altura convertidos por el discurso en esos monigotes de los parques a los que arrojarles pelotas de trapo a cambio migajas o nada—, también el último reducto de la independencia ideológica, los blogs, están haciendo aguas achicando la zozobra con un tarro de duraznos pinchado.

¿Las causas? Cada maestro con su librito y un montón de alumnos aplicados en cada bando no dudarían un segundo en desenfundar, sólo que no pueden porque la valentía del pensar por uno mismo escasea inversamente proporcional a la cobardía de señalar al otro.

Quiero decir, ¿porqué es tan poco común escuchar en la cercanía de las relaciones interpersonales acerca de cómo es la vida de todos los días? ¿O me pasa sólo a mí? Sin enfocar en lo emocional, en los afectos. Eso quedará para otro momento.

En este caso quiero saber cuánto gana por mes mi amigo filokirchnerista por serlo, por dar un ejemplo, si es que semejante compromiso le reporta algo para parar la olla; quiero saber cuáles son las problemáticas específicas del desempeño profesional-institucional de mi otro amigo que recorre tres o cuatro escuelas medias de capital y el conurbano por semana; también saber cuántos sapos tiene que comerse otro de mis mejores amigos repartido entre varios rebusques, sueldo municipal oficial de 800 pesos incluido con quince años de antigüedad; me gustaría saber estas pocas cosas entre tantas otras cuestiones que se han invisibilizado detrás de la visible máscara de la participación y la militancia y la defensa corporativa del sistema que no tiene mucho más de 200 años, que antes no existía y que en algún momento tiene que dejar de existir para dejar a paso a otra forma porque así son las formas cuando expresan contenido.

También me gustaría que entre todos los que nos conocemos y los que nos falta conocer hagamos el esfuerzo de pensar juntos si es posible cambiar hoy el estado de cosas, en lugar de esperar a que el cambio lo traiga la historia, una vez más de la mano del discurso.

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Escrito a partir de una charla con amigos y asado el sábado en el corazón peronista del conurbano y de la lectura de este post el discurso

14.3.10

Bueno... en realidad no

Me niego (al menos para mi) a aceptar la idea de confianza como algo que debe construirse, algo a lo que hay que llegar, ya que de aceptarlo en estos términos sólo me imagino una figura —en el sentido de figuración, de encontrar una manera entre tantas de dar cuenta de algo a lo que directamente no hay acceso—, la del castillo de naipes.

La confianza entendida como algo hacia lo que dirigirse implica que todo paso dado es un paso en falso. Dado en soldedad, además, sin el otro. Conduce indefectiblemente hacia el desmoronamiento, hacia la caída. Sólo es cuestión de tiempo: en algún momento ese andamiaje artificioso de superposiciones trastabilla (sutil tambaleo), se desarticula (chirrido de goznes), pierde el equilibrio (inestable sensación) y ya, el castillo que construyo sólo para mi colapsa.

La idea de tiempo está tan trastocada, tan edulcorada, tan masticada, tan naturalizada en su banalización por el sentido común que da vértigo sólo dedicarse a pensar, una vez más, qué es el tiempo.

El tiempo es el espacio en el que las cosas son, pienso. Despojando al tiempo de la idea de duración, ese invento linealizante de la mente occidental (desde hace apenas dos mil años para no llegar a ningún lugar), el tiempo sale definitivamente de la tristeza de las sombras, se hace luz en la alegría, se convierte en espacio-tiempo, se ilumina, se vacía.

La confianza encarnada, en cambio, es relación, aquíyahora, espacioytiempo, inter-acción.

Es el entre, nacimiento y muerte del instante, estrategia cero, distancia cero.

Dejarnos.

Cambio.

Vacío.




Perfil de un equipo proyectual

La tan mentada transdisciplina existe. Nosotros trabajamos en la convergencia dinámica de nuestras formaciones académicas y profesionales y lo que nos pasa en la intersubjetividad. Trabajamos desde el «entre» que toma cuerpo en el momento exacto del intercambio.

Planificamos desde alguna metodología posible, la que se nos presenta en el primer acercamiento, traída de la mano por la potencia creativa del encuentro. Reflexionamos también, explorando las herramientas conceptuales que nos legaron y las que supimos conseguir con la experiencia sensible y la sesuda manipulación teórico-práctica.

La investigación-acción emerge así como un marco de límites difusos que se mueven, los movemos, según los resultados nos hablen de certezas inciertas y el proceso empuje la flecha encauzando una dirección que necesita actualizarse en acto.