istra sumamente extensa de cabezas de ajo longitud irreverente y suelta
vendamé señor un poco de azúcar suelta y también una rodaja
de mortadela bocha la más rica de todas las mortadelas
suerte que tenemos el sudor eterno del ocaso acompañando impasible
la tercera muesca en el borde del sartén donde los huevos
se alegran firmes del encuentro causal con la rompiente de un mar muy acotado
mientras suena podrida una guitarra negra brillante una aceituna eterna
espera con carozo el justo pinchazo del siempre listo mondadientes
ya no busca escapar de su destino tenue dibujado en delgadas lonchas de panceta
trastos viejos a la venta histórica del nombre del sueño insomne
reflejando translúcidos cuerpos secundados por visibles piernas
de torgelón serrano pendiente del techo elevado al cielo celeste del estío
16 de noviembre de 2004
Gracias a Chuni Bonelli por el título.
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