Carraspera lúdica dijo el hombre tener entonces se fijó en el bolsillo de su camisa que asomaban unos cuarentaytresetenta sin abrir
En un movimiento displicente sacó la marquilla la dio unas vueltas la miró como adorándola después rasgó el precinto y eligió cuidadosamente el tercero de la izquierda
Esos dedos amarilleaban fuerte sosteniendo el cilindrito y lo giraban delicados como una caricia robada a la turgencia adolescente
Automático el brazo lo llevó hacia la boca y la mano apenas lo dejó apoyado lindante con la comisura derecha de sus labios
Lo hizo juguetear un rato entre los dientes manchados percibiendo apenas lejano en sus fosas nasales el dulzón aroma del tabaco
Un chasquido siseante una sutil explosión invade con su olor acre lacerante y luminoso el rostro pacientemente desmedido
Pudo reconocer así aunque extrañado del misterio los millones de momentos como ese en que el centro exacto del universo se condensa en la más simple y vacía humanidad
28 de septiembre de 2004
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